Siempre podremos marchar


Cierta vez vi una película cuyo nombre no recuerdo, que contaba la historia de un hombre que vivía en un pueblo del cual, con marcada vehemencia, 
pretendía marcharse. La trama  giraba en torno a sus continuas tentativas por abandonar el lugar y a los obstáculos, accidentes, problemas o el mero destino que se lo impedían. El protagonista por fin acepta sus circunstancias y se permite aprender a vivir allí e intentar disfrutar, en lo posible, de lo que le toca, con todo lo que eso significa, hasta que finalmente cuando siente que le da lo mismo, se le abre la posibilidad de marchar.

Siempre recuerdo aquella película! Siempre la evoco para apaciguar mi alma cuando no puedo irme de algún lugar! Y es mágico... porque basta con que uno le ponga el pecho a la experiencia, con que uno se entregue a lo que debe vivir, para que tarde o temprano cuando ya no importe, se abran las puertas para poder marcharnos!.